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Tres Encíclicas que estremecieron al mundo |
Una encíclica es una carta solemne que dirige el Papa
a todos los obispos y fieles del orbe católico para
exponer determinados puntos de la doctrina cristiana en torno a
alguna materia en particular. Por lo mismo, su contenido es
verdaderamente trascendental y perenne, lo más importante que escribe un
Papa. En el caso de Benedicto XVI, legó tres de
ellas a la humanidad, la primera cuando aún no cumplía
un año de haberse convertido en el pastor de la
Iglesia de Jesucristo. Como es tradicional, todas ellas son conocidas
por su título en latín.
Deus caritas est
La primera
encíclica fue publicada por Benedicto XVI el 25 de enero
de 2006. Deus caritas est significa «Dios es amor».
A diferencia
de otros pontífices, no trazó en esta primera encíclica, como
suele ser la tradición, las líneas de lo que sería
su pontificado.
El documento trata sobre el amor cristiano. Enseña el
Papa que:
La opción fundamental de la vida es creer
en el amor de Dios, pues no se comienza a
ser cristiano sino por el encuentro con Jesús.
El amor
es «divino» porque proviene de Dios y a Dios nos
une y nos convierte en una sola cosa.
Hay
una inseparable relación entre amor a Dios y amor al
prójimo.
Eros es el nombre que los antiguos griegos dieron
al amor entre hombre y mujer; éste, puesto en la
naturaleza del hombre por su mismo Creador, tiene necesidad de
disciplina, de purificación y de maduración para no degradarse en
puro "sexo".
Hay otros términos en lengua griega relativos
al amor, como philia (amor de amistad) y agapé, muy
usado este último en los escritos neotestamentarios.
El agapé
es el amor gratuito y desinteresado, el amor incondicional.
El eros de Dios para con el hombre es a
la vez agapé, no sólo porque se da del todo
gratuitamente sino también porque es amor que perdona. En Jesucristo,
que es el amor encarnado de Dios, el eros-agapé alcanza
su forma más radical.
El amor (caritas) siempre será
necesario, incluso en la sociedad más justa.
Spe salvi
La
segunda encíclica del Papa Ratzinger fue dada a conocer a
la Iglesia el 30 de noviembre de 2007. Se llama
Spe salvi, que quiere decir «Salvados en la esperanza».
Aquí Benedicto
XVI hace una magistral exposición teológica de lo que es
la esperanza cristiana, y critica la idea de «fe en
la razón y el progreso» dirigida a tratar de recuperar
el «paraíso perdido».
Aquí se resumen algunos de sus puntos principales:
La salvación se ofrece en el sentido de que se
nos ha dado una esperanza fiable gracias a la cual
podemos afrontar el presente.
Quien tiene esperanza vive de otra
manera; se le ha dado una vida nueva.
«Esperanza» es
una palabra central de la fe bíblica, hasta el punto
de que en muchos pasajes las palabras «fe» y «esperanza»
parecen intercambiables.
Llegar a conocer a Dios, al Dios verdadero,
eso es lo que significa recibir esperanza.
El cristianismo
no trae un mensaje socio-revolucionario, Jesús no trajo una liberación
política sino el encuentro con el Señor de todos los
señores, el encuentro con el Dios vivo y, así, el
encuentro con una esperanza más fuerte que los sufrimientos.
Quien no conoce a Dios, aunque tenga múltiples esperanzas, en
el fondo está sin esperanza, sin la gran esperanza que
sostiene toda la vida.
Caritas in veritate
Por último, Caritas in
veritate es de carácter social y fue entregada al mundo
por el pontífice alemán el 29 de junio de 2009.
La
traducción del nombre de esta encíclica es «Caridad en la
verdad», y presenta cómo deben integrarse precisamente la caridad y
la verdad en el desarrollo integral del ser humano. También
explica que, más que un cambio del sistema económico, es
necesario un cambio de mentalidad de las personas que actúan
en la economía; por eso apunta hacia la recuperación de
«los principios tradicionales de la ética social», tales como la
transparencia, la honestidad y la responsabilidad" pero también en dando
espacio a la gratuidad y a la solidaridad.
Aquí algunas de
sus enseñanzas fundamentales:
La caridad es el don más grande
que Dios ha dado a los hombres. Es la vía
maestra de la doctrina social de la Iglesia.
El
origen de la caridad es el amor que brota del
Padre por el Hijo, en el Espíritu Santo.
Los hombres
son destinatarios del amor de Dios, y al mismo tiempo
llamados a difundir la caridad de Dios.
La justicia
es la primera vía de la caridad. Por un lado,
la caridad exige la justicia; por otro, la caridad supera
la justicia y la completa siguiendo la lógica de la
entrega y el perdón.
La verdadera caridad manifiesta siempre el
amor de Dios.
El compromiso por el bien común,
cuando está inspirado por la caridad, tiene un valor superior
al compromiso secular y político.
La fidelidad a la verdad
es la única garantía de libertad y de la posibilidad
de un desarrollo humano integral.
La apertura a la vida
está en el centro del verdadero desarrollo.
La cuarta encíclica
Se
especulaba que si Benedicto XVI había escrito encíclicas sobre la
esperanza y el amor, seguramente escribiría otra sobre la otra
virtud teologal, la fe; más aún habiendo convocado un Año
de la Fe.
Y, sí, en agosto de 2012 el cardenal
Bertone, secretario del Estado Vaticano, confirmó que el Papa estaba
preparando esa encíclica «como un regalo por el Año de
la Fe».
A menos que en estos escasos días que le
quedan de pontificado se hiciera la publicación, la cual ciertamente
no se ha anunciado, la cuarta encíclica no verá la
luz. Si más tarde se publicara, probablemente se le tendrá
que considerar con un carácter diferente al de un documento
pontificio."
(http://es.catholic.net/jovenes/435/1261/articulo.php?id=57339)
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